miércoles, 15 de julio de 2015

SWEET LAB: HELADO DE PITUFO



  ¿Hay algo mejor en verano que los helados? Sobre todo con las olas de calor que tenemos últimamente; ¿cuantas llevamos? ¿dos? ¿tres? Por suerte aquí en el norte no son tan fuertes; los del sur tenéis que estar pegados al asfalto ya...

  El otro día en el trabajo tuvimos un momento ochentero, originado creo por la música que puso mi compi. El caso es que hablando y hablando, no sé muy bien cómo, salió el tema del helado de Pitufo. Ahora mismo no sé si lo hay en las heladerías, pero recuerdo comerlo de enana, porque yo de princesas no entendía, pero que era la Pitufina lo tenía clarísimo. Y entonces surgió la duda: ¿de qué estaba hecho? Mi compi no lo había probado, así que no tenía ni idea, algún otro que andaba por allí, no sabía de qué le hablábamos... y lo único que recordaba yo era que tenía un sabor dulce.
  Así que me piqué, y me puse a enredar en internet... Y encontré esto. Me pareció que era muy sencillito, y aprovechando que el fin de semana iba a comer con mis primos, me tiré de cabeza.


   Los ingredientes: 200 ml de nata para montar, 150 ml de leche, 175 gr de nubes (aquí siempre los hemos llamando jamones) y colorante azul.
  Y antes de empezar comento: veréis que el helado tiene un color azul un poco raruno... la razón es sencilla: al ser las nubes rosas, compensar el color resulta bastante difícil (pensaba que la mezcla quedaría más blanca). Así que, si os animáis a hacerlo, buscar nubes blancas, o de pitufo, que parece que las hay.

 
  Y ahora sí, ¡al lío!
  Ponemos la leche a calentar y le echamos los jamones. Removemos de vez en cuando hasta que la mezcla esté preparada; no tarda mucho. La echamos en un bol y la dejamos enfriar.


   Es el turno del colorante, ¿cuanto eché? no tengo ni idea, paré cuando me pareció que tenía un color aceptable. Apartamos el bol hasta que volvamos a necesitarlo.


  En otro recipiente, montamos la nata. Reconozco que este fue un momento tenso para mí, ya que la última vez la nata montada y yo no tuvimos una buena tarde... Pero esta vez, la señora se portó muy bien (¡¡fuegos artificiales!!).


  Vertemos la nata en la mezcla azul y con un poco de paciencia (que yo no tengo mucha), la vamos mezclando. Lo suyo es que no baje mucho de volumen.


  Echamos el mejunje en un tupper y luego al congelador una hora. Lo sacamos y mezclamos un poco para que no se cristalice, y otra vez adentro; hacemos lo mismo otro par de veces más.
  Vale, esta parte es un poco coñazo... peeeero, para aprovechar el tiempo, hice una tarta de manzana que también quería llevar a la comida, aunque esto ya os lo enseño otro día, jeje.
  Como lo hice la misma mañana, llegó el momento de salir de casa, y el helado como que no estaba del todo listo (de ahí la pinta tan rara que tiene en la foto de inicio), pero pas de problème: según llegué a casa de mis primas lo metí al congelador y les dije a las niñas que era para merendar. Lo aceptaron sin más... pero preguntaron por él una y otra vez, hasta que por fin...


 Y después de todo el experimento digo: ¡qué cosa más empalagosa! Con las ganas que tenían la Princesa y la Pirata de helado, ¡y hasta a ellas les costó comérselo!
  Creo que las culpables fueron las nubes que compré, porque comí un par mientras cocinaba y me pareció que eran más dulces de lo habitual, pero no sé... Me da a mi que no voy a repetir, me quedo con lo bueno que estaba en mis recuerdos de la infancia.

  ¿Os animáis a hacerlo y me contáis?

                                                                                                            M..

P.d.: así por comentar, los Pitufos en euskera se llaman Pottokiak; ¿cuantos nombres diferentes tienen estos pobre bichejos azules????

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