Después de tanto vestido de princesa, que por cierto luce con orgullo, un buen día mi Princesa me preguntó si le enseñaba a coser; ¿hay alguna duda de cuál fue mi respuesta?
Vi hace tiempo en el blog Cosas Molonas un post sobre tarjetas de costura (creo recordar que tienen varios), así que a enredar que me puse... Hay cosas muy bonitas si te pones a mirar en internet, pero quería que fuese algo hecho por mi: cogí unos folios y el portaminas ¡y a dibujar!
Pues eso, aunque los dibus que veis los he hecho yo, no es una idea original mía, que no me voy a llevar flores que no me pertenecen. En algún sitio vi unas tarjetas muy parecidas a estas, inspiradas en el tiempo, pero no recuerdo dónde, una lástima... Me parecieron preciosas, además que nos daba pie para hablar sobre el tiempo mientras cosíamos, razón por la que me decidí por ellas.
Una vez las tuve dibujadas en el ordenador, las imprimí en un papel más grueso de lo habitual, uno de 100 gramos creo, las recorté, y luego las metí en una carpeta para llevármelas a la oficina, donde...
...las pasé por el dinosaurio plastificador que tenemos (esto va en serio, este trasto tiene que ser de antes de que se fundara la empresa...) Por cierto, compañeros que me seguís, si no queréis ser cómplices de mis actos, dejad de leer; os pongo un asterisco allí donde podáis retomar la lectura... (¿a quién pretendo engañar? dicho esto, no lo vais a dejar...) Porque sí, ¡utilicé 5 minutos de mis horas de trabajo (y dos hojas de plástico) para hacer las tarjetas! ¡Nooooo! Que bueno, igual fue más tiempo, porque fue pensar 'lo hago ahora que estoy tranquila', y empezar a sonar el teléfono; no falla, en cuanto te pones a hacer un poco el pirata, ¡todo el mundo se acuerda de ti! El auricular en la oreja sujeto con el hombro, estirada cual señor raro de los chicles Boomer para llegar a la máquina, controlar que no se atasque y sacar la hoja cuando estuviese lista... ¡un show!
Ya en casa, las recorté dejando un poco de margen y con ayuda de un perforador, les hice los agujeros, un poco a ojo. Si los hice tan grandes fue porque la aguja que íbamos a usar era una del tipo lanera, lo más fácil para empezar; cuando tenga el asunto dominado, cambiaremos de aguja y los agujeros serán más pequeños...
Bueno, pues ya está, hacemos acopio de material necesario: las tarjetas (evidentemente), las agujas y unos cuantos ovillos de lana (cogí unos cuantos más de los que aparecen en la foto, todos los pequeños que encontré básicamente...)
Un día que fui a casa de mis primas a comer, me llevé la súper bolsa que tenía prepara y después de comer... ¡a coser que nos pusimos! De hecho, lo hicimos tal cual, apartamos lo que había por la mesa y sacamos el material, de ahí el mantel tan preciosísimo que se ve en las imágenes... (que sí, primas,¡que es super bonito!) También nos colocamos dando la espalda a la ventana, bloqueando la luz, normal que las fotos salieran regulares... pero que no pasa nada, nosotras nos los pasamos genial.
La princesa eligió una tarjeta (la gota de lluvia) y yo otra (o sole mio...), le enseñé cómo se hacía, y luego siguió ella sola. Al principio se liaba un poco con la puntada simple, arriba y abajo, pero luego le cogió el truco...
...y entonces le dije: 'ahora vamos a hacer lo mismo, pero con vuelta también'. Pobre, vaya carita que puso... pero lo hizo (la nube); ¡qué obediente es mi niña! Sobre todo cuando quiere...
Por último le enseñé a hacer una puntada de dentro a afuera, y fíjate que la tarjeta que quería usar era la del sol; como no le dije nada, qué a gusto la desmontó la brujilla... Y una vez terminada la última puntada, pidió un descanso, ¡porque si no no nos iba a dar tiempo a jugar a otras cosas!
Y así dejamos la mesa al término de la labor.
La verdad es que ese día no retomamos la costura, nos enredamos con otras cosas que ya veréis más adelante... Pero hemos repetido algún otro día. Me llegó incluso a decir que ya sabía coser con esas agujas, que ahora quería una de las que pinchan como yo... ¡No le queda nada!
Con la que no he probado es con la Pirata, pero no sé yo, la primera y única vez que le di un ovillo, me la encontré saltando en el sillón deshaciéndolo alegremente; ¡pedazo sonrisa de oreja a oreja que lucía la canija! Bueno, vale, tenía sólo dos años... pero ahora con casi cuatro, ¡los tirará por la ventana o atará a su hermano con ellos!
Volviendo al primer día del aprendizaje de costura, la Princesa contentísima porque ahora ya podía ser cosedora de mayor (también va a ser cocinera y no sé cuantas cosas más), quiso agradecerme que le hubiese enseñado, ¿cómo?...
...¡Con un tatuaje de Princesa! Este fue el primero, bastante discreto. Le dejé hacérmelo porque pensaba que en la ducha se quitaría, ¡ja! La purpurina que usa debe ser de primerísima calidad, ¡porque qué bien se pega la jodía!
Y este ya me lo hizo otro día (el brazo blancurrio), más grande y a todo color, ¡para que se viera bien! Lo primero que le dije fue 'rosa no', y entonces, ¿qué color escogió? el rosa, por supuesto. Y así quedó... (en la foto no se llega a apreciar lo brillante que era...) El tattoo es horroroso, pero tengo que decir que es divertidísimo verla trabajar, con la purpurina, las brochas...
Por cierto, Juls, prepárate, porque cuando vaya a Madrid te voy a hacer unos cuantos, que en tu comentario del post de Rapunzel noté como que te quedabas con envidia (te digo además que los grandes duran muuuuucho más...)
Para terminar, os dejo los dibus/tarjetas, por si alguien quiere probar; ya sabéis: imprimir, cortar, plastificar, cortar otra vez, agujerear... ¡y a pasarlo bien!
¡Nos vemos!
M..