La tarta que os traigo hoy fue la que hice hace algunos meses para el cumple de la Pirata. Así como la Princesa sabe perfectamente qué tarta quiere, la Pirata no lo tiene tan claro: primero fue del Mago de Oz como su prima (después del desastre vivido, fue un NO rotundo; ¿no lo recordáis? Pinchad aquí...), luego de los Minions, de un arco iris, y no sé cuantas cosas más.
Lo de hacerle un Minion me encajaba, se parece un poco a ellos: tiene su propio idioma, es movida... Estaba convencida... y luego ¡cambié de idea! La cosa fue que me puse a enredar en el archivador (Pinterest) y vi las tartas de máquina de chicles: ¡sí, sí, sí, le va a encantar!, pensé.
La mayor 'complicación' que se me planteaba era la parte de cristal: se me ocurrió que con una pecera o cuenco pequeño quedaría bien, aunque tenía que sujetar el asunto de alguna manera... No encontré nada que me encajara, así que tuve que variar un poco el plan... pero ya lo veréis más adelante, jeje.
Horneé el bizcocho en el molde de Wilton que os comenté en el post de la tarta Patito (el de la muñeca de belleza dudosa; por cierto, que fue este el que se quedó pegado cual Spiderman...)
Hice otro bizcocho deporsiacaso en un molde normal, y menos mal, porque terminé usándolo para darle un poco más de altura.
Pues eso, simplemente recortar un poco para nivelarlo y...
...a seguir cortando, esta vez para introducir la copa; sí nudit@s mios, fue esto lo que utilicé como contenedor. Me convenció sobre todo que se quedaría bien sujeta a la tarta (o eso esperaba), haciéndola mucho más segura para los niños, que nunca se sabe.
Lo que hacemos es cortar primero la parte de arriba por la mitad, y vaciar después dándole la forma de la base de la copa; cuando veamos que encaja bien, ya la tenemos lista.
La cubrimos ahora con la crema elegida (la mía era de Oreo; que requetebuena que está...) Por cierto, conviene hacer otro corte en la parte superior para rellenarla también de crema y que la tarta quede más jugosa.
Como se ve en la imagen, repartimos una buena capa sobre la base, colocamos la copa y la sujetamos después con las dos mitades de arriba.
Solo queda ya introducir unas pajitas para fijarlas y evitar que se muevan (¡cumplieron su función!) Tapamos la copa con film, y cubrimos bien todo el bizcocho con la crema (y las sobras nos las comemos; para reponer fuerzas, digo...)
Empezamos a trabajar con el fondant: se amasa, se estira bien, pero en lugar de colocarlo directamente sobre la tarta, lo que hacemos es cortar una especie de cuñas, y entonces sí, las ponemos en la tarta. Le damos forma con la ayuda de los dedos, disimulamos las uniones, recortamos lo sobrante, ¡y ya está!
Cogemos fondant de otro color, volvemos a amasar y a estirar, cortamos unas tiras, y las pegamos sobre las uniones.
Vamos a hacer ahora la parte frontal de la tarta, la que imita la llave que giras al echar la moneda y hace que salgan después los chicles; la decoración, pues un poco al gusto... eso sí, no olvidéis poner una bandejita para las chuches.
Y seguimos decorando, esta vez alrededor de la tarta; saqué todos los cortadores que tengo, los trocitos de fondant que me quedan sobrantes de otras tartas y se desató la locura (¡menos mal que me quedé sin espacio!)
Bueno, pues ya tenemos la tarta, el siguiente problema que se me planteaba era cómo cerrarla...
...y se me ocurrió hacerlo con cartón pluma: se corta una circunferencia de diámetro superior al de la copa, se forra de fondant, y ya tenemos tapa (bueno, vale, le falta el bolón y alguna cosa más que no se ve en la imagen)
Le quitamos el film, colocamos un 'cordón' de fondant alrededor de la copa como adorno, la rellenamos de m&m's (no olvidéis la bandeja) y alguna moneda de chocolate...
...¡Y ya tenemos batidora... digo, Máquina de Chicles!
Fue un recurso de último momento lo de pintar la parte frontal con pintura metálica comestible (y lo de ponerle las perlitas también)
He aquí la tarta en todo su esplendor, que en su momento no me di cuenta, pero parece que estaba un poco torcida... ¡Qué se le va a hacer, estas cosas pasan!
A la canija le encantó su tarta; fue después cuando me preguntó medio a escondidas si podía comerse el chocolate, y cómo iba a cogerlo.
Fue soplar la vela, decirle que quitara la tapa, y se abrió la veda de las manitas busca m&m's; manitas, y manazas, que los adultos no se cortaron nada...
¡Ay, que rica estaba! Que no os lo he dicho, pero el bizcocho era de chocolate blanco (dejaremos para otro día lo de que el cacao blanco no existe... ¿eh, compi?)
¿Qué os parece? ¿Os gusta?
¡Hubiese estado genial hacerla funcionar! Puede que lo intente algún día... aunque tendré que pedirle ayuda a Snowman ¡sí o sí!
¡Nos vemos en el próximo post!
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