Este fin de semana la Princesa se ha venido a dormir a mi casa, así, porque le apetecía. A ella le gusta venir de visita, y a mi que lo haga, porque la verdad es que me divierto mucho con ella (el momento despertar hacia las 7 de la mañana con un '¡Maider!' al oído es para matarla, pero bueno...)
Y a pesar de que suelo estar en modo zombie, siempre nos entretenemos dibujando, 'cosiendo' o lo que sea... Vamos, que mi casa es como un paraíso para ella porque tengo un montón de cosas con las que enredar...
Pero esta vez, queriendo hacer algo diferente, se me ocurrió lo de los llaveros:
Es sencillo, solo hay que hacerse con unos muñecos, unas hembrillas cerradas, abalorios, alguna cuerda y unos mosquetones o anillas de llavero (es probable que tengáis varias de estas cosas por casa...)
Lo primero, les metemos las hembrilla a los animalejos; dependiendo del material os costará más o menos, pero bueno, que complicado no es... Eso sí, mejor si lo hacéis los adultos, ¡que ya se me fue el alicate un par de veces! Pero no hubo sangre, ¡todos tranquilos!
Y ahora ya, empezamos con el montaje: pasamos la cuerda (la mía era una de estas de plástico que sirven para hacer pulseras, pero que no sé cómo se llaman) por la hembrilla y luego ya empezamos a introducir abalorios. Llegados al final, metemos el mosquetón, le hacemos un buen nudo (o sea, uno que no se vaya a deshacer con la mirada) y escondemos los cabos sobrantes.
Terminado esto, nos pareció que el bicho estaba un poco soso, de modo que le añadimos un lacito al cuello, ¡y ya teníamos el primer llavero!
Los abalorios del llavero de la oveja eran grandes, por lo que la cuerda pasaba sin problema pero, ¿qué ocurre si los que tenéis son más pequeños? Entonces un hilo de nylon (la pita de pescar de toda la vida) o una goma de silicona (de las de hacer pulseras) es la mejor opción.
Pues eso, que estuvimos un buen rato entretenidas: la Princesa ponía la cuerda y los abalorios, y luego yo hacía los nudos y les ponía los lazos, pero del color que ella elegía, ¡eso sí!
Y mientras trabajábamos, hablábamos de cualquier cosa que se nos ocurría; la imaginación de los niños ¡es tremenda!
Al final nos quedaron unos llaveros tan vistosos como estos; ¿no os parece que están genial?
Los muñecos pueden ser animales, o cualquier otra cosa que os guste. De hecho, el llavero que tengo para las llaves de casa es un Pitufo de cuando era canija (ay, cómo me gustaba mi seta-pitufo repleta de muñequitos azules...) al que le clavé una hembrilla, ¡y me quedé tan ancha!
Lo dicho, que si tenéis fieras en casa (o las recibís de visita de vez en cuando) os animo a que los hagáis, es entretenido, no es necesario dejarse una pasta en materiales y les encantará colgarlos de sus mochilas, o incluso regalarlos... Que es lo que hicimos nosotras: ¡poco contenta que estaba la Pirata con el suyo!
Y después de esto, a pesar de que sufro del 'síndrome de la Prima-Tía agotada', me han advertido ya de que la próxima vez van a venir las dos juntitas a dormir a mi casa; me tengo que inventar algo para entonces, porque si no, probablamente las ahogue...
¡Nos vemos!
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