martes, 4 de abril de 2017

SWEET LAB: TARTA TXANOGORRITXU

enredadaen.blogspot.com.es/tarta txanogorritxu

  Tiramos de clásicos para la tarta de hoy ya que el de Caperucita Roja es uno de los cuentos más conocidos por todos (la frase 'que va a venir el lobo y te va a comer' da mucho juego; que l@s niñ@s te hagan caso y se porten bien después de soltarla es ya otra cosa...)
  Esta tarta la hice para el cumple de la Pirata, a petición suya, claro que antes tuvimos que hacer las paces, porque estábamos enfadadas... nada grave, simple competición de cabezonas... (gané yo, por años de esperencia básicamente...) Solucionado el 'problema', la canija tenía claro cómo quería que fuera: de Txanogorritxu y con txutxes.
  Pues eso, ¡dicho y hecho!

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  Para el bizcocho, usé un molde monisísimo de cupcake gigante que encontré un día en el Tiger; no sé si todavía lo tienen, pero después de usarlo, os aseguro que está genial (señores-daneses-dueños-del-chiringo, pueden compensarme por esta publicidad no pactada con lo que más gusten, una tarjeta regalo por ejemplo... 😜)
  El tema de la cantidad de masa, pues lo hice un poco a ojo, pero tuve suerte y me salió estupendo (¡bien por mi! Lo que no sé es si lo apunté en algún sitio... 😖)
  Ya que la canija quería txutxes, lo primero que hice fue vaciar la base del cupcake (las sobras para el desayuno del día siguiente) de forma que cupiesen bien de porquerías. Igualamos luego la parte baja de la tapa, y hacemos varios cortes en ella para poder pringarlos con mermelada y que quede así más jugoso. ¿Ya lo tenéis? Pues seguimos untando mermelada pero por el exterior esta vez.

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  Y ahora ya empieza la decoración, comenzando por la base:
  Amasamos fondant y lo estiramos. Cubrimos el bizcocho y lo vamos fijando suavemente con la palma de la mano. Recortamos el fondant sobrante, pero dejando un pequeño margen (sed más gener@s que yo, que me quedé un poco corta...) que necesitaremos más adelante.
  Cogemos la base o plato donde presentaremos nuestra tarta, la apoyamos arriba y la giramos con cuidado (me estoy acordando de un bizcocho que, haciendo algo parecido, se me escapó y termino destrozado en el suelo... no fue bonito... 🙈)  Es ahora cuando doblamos esos márgenes que hemos dejado antes hacia el interior; a mi me quedó un poco chapucilla, pero a vosotr@s seguro que os queda mejor... y si no, como lo vamos a tapar, ¡pues tampoco pasa nada!

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  Y ya está, ¡a meter todas las guarrerías que se os ocurran!

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  Vamos a decorar la parte superior del cupcake:
  La idea era que pareciera un monte, por lo que cogí dos tonos de fondant verde y los mezclé para darle un toque marmolado. Creo que ya os he hablado alguna vez se este efecto, pero por si acaso os repito cómo se hace: empezamos haciendo dos bolas, que luego iremos estirando hasta conseguir dos 'churros'. Los juntamos por un extremo, los enroscamos y luego doblamos la trenza. Ahora ya se trata de darle caña con el rodillo; dependiendo de cuanto dobléis y aliséis os quedará más o menos efecto (también cuanto más contraste haya entre un color y otro, pues más se apreciará)
  Cuando esté a nuestro gusto, lo colocamos sobre el bizcocho y lo fijamos, cortando lo sobrante y escondiendo los márgenes en la parte de abajo.

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  Montamos un bizcocho sobre el otro, y ya tenemos la base para nuestra tarta.

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  Comenzamos haciendo el camino a casa de la Abuelita (las flores esas que se intuyen por ahí, como si fueran invisibles...) Para ello alisamos fondant del color que más os guste y le aplicamos por encima un tapete texturizador. Si no tenéis, pues se dibujan los adoquines con una esteca ¡y a otra cosa!

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  Echamos mano de algunos cortadores, y nos ponemos a decorar el cesped con floripondios, con una base verde y luego una flor rosita encima; la colocación, pues donde más os guste... Cortamos unos cuantos 'arbustos' con un cortador más pequeño, y los situamos en el margen del camino, pero sin llegar a la parte más alta, ya que ahí irá colocada la casa (recordatorio: esas flores blancas y rosas tan chungas no están ahí...)

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  De hecho, en cuanto me harté de ellas fueron arrancadas y sustituidas por esta verdes que veis en imágenes. El caso es que las primeras las puse ahí para tapar la junta de las dos partes de la tarta, porque me parecía que se veía demasiado, y lo que pretendía ser la solución, fue una tremenda kaka. Las veía ahí plantadas mientras trabajaba en el resto y pensaba 'no, no, no...' Así que terminé haciendo una bola con ellas y puse estas otras. A ver, maravillosas no son, pero por lo menos eran del mismo color que el resto, lo que hacía que no chirriasen tanto...

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  Y llegó el momento de hacer la casa de la abuelita, y la segunda cagada del día. Tenía la idea, el fondant, unos cortadores freciosísimos comprados para ello... Lo único que me faltó fue tiempo para hacerla el día anterior. Habría cortado cada pieza, la habría dejado secar 24h y el montaje hubiese sido coser y cantar... ¡pues no! Al hacerlo todo el mismo día, fue un cúmulo de desastres: fondant blando, piezas que no se pegan... ¡Y todo a la basura!

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  Y a tirar de recursos: ya que las piezas las tenía, las dibujé y corté en una cartulina, para pegarlas después y crear esta casita más que aceptable, que además la Pirata podría pintar una vez quitada de la tarta, ¡toma ya, si encima es didáctica!
  Pues eso, se coloca en la cima de la montaña... ¡Anda, si es Caperucita ya está en camino!!!

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  Terminamos con la decoración: unas perlitas de azúcar en las flores, un aplique con la edad que cumplía mi terremoto...

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  ¡Y tenemos la tarta terminada!!! ¡Ta-ta-ta-chan!!
  Ya habéis visto que es muy sencilla de hacer; la parte más complicada era la casita, y terminó abandonando el proyecto...

  Pero, recordando el cuento, ¿no echáis algo de menos?

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  Eso es, ¡El Lobo! Que acecha desde el jardín trasero la llegada de Txanogorritxu. Y digo yo, ¿se habrá comido ya a la abuelita??? (si lo pensáis detenidamente, el cuento, aún adaptado por los Grimm, ¡es muuuuy macabro!)

  Bueno, con esta pedazo tarta me planté en el cumple de la Pirata y una vez sopló las velas, le dije que pusiera las manos en la base de la tapa y que levantara a la de tres. Me miró como 'qué me está contando la loca esta', lo que es normal, porque cada vez que aparezco con una tarta tengo que andar apartando los dedos de mis tres enanitos de ellas...
  Pero eso, contamos hasta tres y... ¡aparecieron las txutxes!!!! Y las manos ansiosas (no necesariamente de niñ@s, ¡eh!) que querían cogerlas también!

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  Y con esto Nuditos, solo me queda decir que seáis buenos, porque... ¡el lobo os vigila! (fuera bromas, la mirada del muñeco un poco de mal rollo ya da...)
  ¡Nos vemos!Image and video hosting by TinyPic




P.d.: atent@s tod@s al próximo post porque será solidario y os necesito ganchillo en mano tejiendo tentáculos. Pronto os cuento más...

2 comentarios:

  1. ya decía yo que esa casa me chocaba un poco. Me encanta el nombre de caperucita en vasco.

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  2. A mi me encantaría oír cómo lo pronuncias! Jor, jor...

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