DIY: DISPENSADOR DE DISCOS DESMAQUILLANTES

  Buenas, Nuditos, ¿qué tal?
  Yo despistada, resulta que hoy es festivo por estos lares (¡fiesta, fiesta, fieeeesta!! Inazio, gura patroi handia...) y a pesar de que habían pronosticado lluvia, por lo que el plan de ir a la playa se iba al garete, resulta que hace casi sol... (casi, que alguna de las muchas nubes amenazantes te la lía en cualquier momento) Y entonces llega la confusión: ¿qué leches hago? Pues daros la chapa, jeje...

  Que no, que os voy enseñar cómo hacer esta manualidad, que trata también de aprovechamiento de materiales o 'reciclaje'.
  No soy mucho de comer guarrerías, salvo en verano, que la playa se presta mucho para picotear... pero es que ¡bañarse cansa mucho! 😝 Pues eso, mi kriptonita son las Pringles. Sí, lo confieso, y soy consciente de que son un poco marranada (Sres de Pringles son ustedes magníficos: me regalan unos cuantos/muchos botes; con las clásicas me conformo... 😀)
  Bueno, pues resulta que me había juntado con unos cuantos 'caños' de estos y estaba decidida a aprovecharlos, por eso, se me ocurrió que hacer unos dispensadores de discos desmaquillantes era una buena opción, además de que serían prácticos.

  Como veis en la imagen los botes que tenía eran de diferentes tamaños, lo que no nos viene mal para ver distintas posibilidades.
  Los limpiamos bien con agua y jabón, pero sin sumergirlos, y los dejamos secar.

  Retomamos la labor pero en el exterior, para evitar así intoxicarnos de la manera más tonta.
 Lo primero que haremos es proteger la parte superior del bote con cinta y evitar así pringar el interior. Y ahora, le damos caña al spray, procurando dejarlo todo bien cubierto; opté por el spray porque me parecía lo más sencillo, pero vamos, que podéis usar cualquier bote de pintura que tengáis por casa. ¿Lo tenéis? Pues lo dejamos secar tranquilamente.

  Toca ponerse creativo para elegir los papeles con los que decoraremos nuestros tubos: puede ser papel de regalo, cartulinas o incluso papel vegetal estampado, lo único que hay que tener en cuenta es que no sea demasiado grueso, así no nos dará problemas al colocarlo. Recortamos el tamaño que nos interese...

  ...y lo colocamos. Claro que antes habremos puesto pegamento en el bote, con un artilugio tipo tipex como el mío, o con el de toda la vida (por cierto, no se ve, pero el pegamento está ahí, donde la flecha... 😃) Pues eso, envolvemos el caño con el papel (si lo apoyáis en el borde inferior os será mucho más fácil mantenerlo recto 😉) y cuando estemos a punto de terminar, añadimos más pegamento en el borde y lo solapamos)

  Pues ya está...
  Peeeero, ¿y el vacío de la parte superior? Echad mano de la washi tape que más os guste (o su prima la del chino) y la pegamos. ¡Ahora sí!

  Vamos a hacer la ventana. Esto va un poco a ojo, haciendo la abertura más o menos grande según el gusto de cada un@. Lo más sencillo es hacer una plantilla: doblamos un trozo de papel y dibujamos medio arco, de esta forma al desdoblarlo podemos hacernos una idea de cómo quedará (de hecho si os fijáis veréis que yo al principio me vine arriba e hice una boca bien grande que luego arreglé...) Bueno pues cuando ya la tengáis, recortáis la plantilla y la marcáis en el bote con un lápiz. Y ahora viene la parte txunga: el cúter. A ver, no es complicado de recortar, pero ya sabéis que hay que tener mucho cuidado con los cúter, que se te escapa y montas un festival de la sangre en nada...
  Recortamos primero el arco y luego ya la base.

  Vamos a darle el toque final a nuestra manualidad: vamos a protegerlo con forro de libro, para que resista mejor los vapores del baño. Seguro que conocéis este forro, la paciencia que hay que tener al colocarlo para que no nos queden burbujitas... pues eso, valor y al forro, que nada es imposible (y si usáis papel vegetal, no habrá problema de despegar y volver a pegar 😉)

  Recortamos el sobrante de la parte superior, pero dejando unos centímetros que pegaremos en el interior. Al ser un objeto redondo esto puede ser un poco complicado por lo que le haremos unos cuantos cortes y ahora sí, doblamos trocito a trocito hacia el interior... Y lo mismo hacemos con la ventana de abajo (si añadís unos trozos de celo dentro os aseguraréis que quedan bien pegados)
  Metemos los discos en el bote, colocamos la tapa...

  ...y ya tenemos nuestro primer bote terminado; elegante-elegante ha quedado, ¿que no???
  Pero, ¿y los otros dos botes?
  Pues eso, más papeles (alguna pelea con el papel de corazoncitos, que al final no pudo ser...), otras cintas...

  ...y dos modelos de dispensadores de discos nuevos que tenemos.

  El de las florecitas se lo regalé a mi madre, que ya lo tiene colocado en el baño, y el pequeño me lo he quedado yo, porque tenía serias dudas de que la balda de cristal del espejo fuera a soportar el bote grande (y que a veces soy un poco manazas también...) Lo he usado ya varios días y os puedo decir que me resulta muy práctico, la única pega, por ponerle alguna, es que la ventana me resulta un poco pequeña así que es probable que la arregle en breve, por lo demás, ¡chapo!

  Pues eso, la posibilidades de diseño son infinitas, se trata solo de jugar con papeles, colores... la imaginación no tiene límites.

  Bueno, qué, ¿os he convencido ya? Seguro que sí, porque además de ser muy sencillo, se puede hacer en cualquier momento y terminar así con el aburrimiento vacacional.

  Respecto a mí, tengo evidentemente algún que otro bote de Pringles más por casa, listo para... ¿más Dispensadores de Discos? No, no, no... Haré otra cosa, ¿cuál? No tengo ni idea, jeje, pero os lo enseñaré seguro (salvo que sea una 💩, que entonces no...)

  Y aquí me despido con amenaza de lluvia inminente, con sensación de sábado y sabiendo que mañana oír el despertador y ser consciente de que es miércoles en realidad, ¡va a ser como un dolor de muelas!!

  ¡Sed buenos, Nuditos!

SWEET LAB: MARY POPPINS CAKE

  Bienvenidos, Nuditos, a las últimas horas de este delicioso viernes 13; ¡qué día de la mala suerte ni tanta leche, que ya está aquí el fin de semana! (además, recordemos que la mala fama se la ha llevado siempre el martes y 13... )

  Si os resulta extraño que habiendo sido mi último post del tipo repostero vuelva hoy a hacer otro, la cosa es que me he juntado con varias tartas y nada de las otras temáticas. No es que me haya dedicado más a la respostería, porque si os pasáis por Instagram veréis que he andado bastante enredada con el ganchillo, jeje... El problema es que lo que no he hecho es sacar fotos; cogía carrerilla y lo del tema imágenes, como que me acordaba cuando ya había terminado... 🙈

  Por otro lado, tengo varios proyectos para terminar, solo falta que me siente y los remate de una vez (muchas más cosas me rondan la cabeza, pero ahí van a quedarse hasta que termine estas porque si no...)

  Bueno, pues lo que os traigo hoy es la tarta que le hice a mi madre para su cumpleaños que, por fin: ¡me ha salido bien!!! Y es que no se que me ha pasado hasta ahora, que las tartas de la Jefa siempre han sido de las que más feas han quedado, en serio (solo superadas por las que hago para el mío) De hecho, son tartas que nunca he enseñado en el blog porque una tiene su orgullo, pero lo mismo algún día hago una galería de los horrores...

  Volviendo a la tarta que en palabras de mi prima Loka1, 'es la más bonita que he hecho hasta ahora' 😍😍😍, ¿qué os parece si nos ponemos manos a la obra?

  Lo primero que haremos es cortar el sobrante del bizcocho, que no aparece en las fotos, pero que a estas alturas sabéis ya hacer de sobra... ¿Lo tenéis? Pues rellenamos ahora cada capa, y luego lo envolvemos también porque....

  ...vamos a cubrirla. La novedad en esta tarta es que usé por primera vez 'Chocodant'. ¿No lo conocéis? Pues resulta que lo presentan como la alternativa al fondant: igual de maleable, resistente, pero ¡con sabor a chocolate! ¡Oh, que bueno! Con el asquete que me da el sabor del fondant además... 

  Tenía muuuuchas ganas de probarlo, desde que descubrí su existencia de hecho, pero como tenía bastantes reservas de fondant en casa, pues me tuve que esperar... ¡Y con la tarta de mi madre llegó el momento!

  Elegí el blanco para la base de la tarta, hubiese preferido un azul pastel o así, pero no había, aunque como veis en la imagen tiene un leve tono avainillado que no me venía del todo mal. Pues nada, corté un trozo y me puse a trabajarlo con el rodillo, claro que antes hice una cata... lo del sabor a chocolate debe ser cosa de alta imaginación rozando la fantasía porque no, es tan empalagosa pasta de azúcar como el fondant. 😳 

  En cuanto al trabajo con el rodillo, se trabaja igual de bien; se cubre la tarta, se va adaptando a ella... y siguiente problema, algunos (bastantes) frunces de la parte baja se quedaron como encallados. Lo normal con el fondant es levantarlos y seguir adaptándolos a la tarta... ¡pero con este nuevo invento no hubo manera! 😬 Mal empieza mi relación con el Sr. Chocodant... 

  Bueno, sea como fuere, tenemos la tarta forrada, vamos ahora a decorarla: en un trozo de fondant blanco recortamos la puerta y unos rectángulos que pegaremos a modo de adorno; lo fijamos a la tarta a continuación (sí, y así tapamos las arrugas también... 😬)

  Cortamos ahora un par de cuadrados, a los que recortaremos en su interior cuatro cuadrados, ya que estas serán las ventanas de la casa. Recortamos un rectángulo en azul del tamaño del primero y lo pegamos, y cortamos otro más grande otra vez con el fondant blanco, que vaciaremos y que se convertirá en un marco. Pues ya está, podemos pegarlos a la tarta, procurando que estén las dos a la misma altura.

  Haremos ahora un 'jardincito': recortamos una tira en un trozo de fondant verde, y le hacemos pequeños cortes en los laterales y en la parte superior para simular hierba, y lo pegamos a la base de la casa (bye, bye, pliegues no invitados)

  Me pareció entonces que la puerta estaba bastante sosa, así que tirando de pistola, hacemos dos espaguetis, los enroscamos entre ellos y los colocamos alrededor... ¡oh, sí, mucho mejor!

  Ya que estaba con el fondant blanco, busqué la manera de engalanar un poco más la tarta; después de todo, es el hogar de los Sres Banks... No sé si os lo he comentado ya, pero mi amigo invisible fue muy generoso regalándome artilugios reposteros, por lo que me puse a revolver en la caja y... ¡encontré el fabricador de perlas! (era llamarlo así o fabricador de txitxares (gusano en euskera) porque poniéndole color, me recuerda poderosamente a la golosinas con esa forma que había cuando era pequeña... 🐛😟)

  Pues eso, hacemos una cenefa elegante, con esta o cualquier otra forma que os guste, y la colocamos en la parte superior de la tarta.

  Volvemos al jardín porque vamos a hacer unos árboles, cerezos concretamente ya que la casa está situada en la calle con este nombre. Además del Chocodant blanco, compré también en marrón, y nada más abrirlo: me vi embriagada por el rico olor del chocolate 😋 Y tras la cata debo decir que: este sí sabe a chocolate, con muuucho azúcar, pero chocolate; mira, Sr. Chocodant, ¡que todavía nos hacemos amigos!

  Cogemos la pistola otra vez y volvemos a hacer espaguetis, claro que más finos que los de la puerta (el momento txorongo de la primera foto ya la hemos vivido en el blog, ¿os acordáis?? 😈) Bueno, pues los enroscamos y los colocamos sobre la tarta, empezando por el tronco, que será más grueso, y continuando luego con las ramas. Esto va un poco al gusto, así que, no dudéis en probar hasta conseguir la forma deseada.

  Ha llegado el momento de colocar a Mary en su sitio, coronando la tarta. La muñeca que veis es de Funko Pop, estos muñecos de coleccionista que a mi personalmente me encantan; por eso Iceman tiene unos cuanto ya, jeje... La muchacha en sí es estable, pero no lo es tanto sobre a tarta, por eso lo mejor es sujetarla con una 'nube' de fondant. Colocamos la pecera (sí, eso es lo que es) y nos ponemos a fabricar nubes como loc@s, porque las vamos a necesitar tanto para sujetar la 'burbuja de cristal', como para adornar la parte superior y trasera de la tarta. Hacer las nubes es sencillo: formamos una bolita con fondant, la aplanamos y con la ayuda de una esteca le vamos dando forma; procurad hacedlas de diferentes tamaños y veréis que queda mucho más bonito.

  Vamos a rematar el jardín: volvemos a hacer espaguetis de fondant en diferentes tonos de verde esta vez; mezclamos los colores, los enroscamos y los colocamos sobre la hierba hecha anteriormente.

  Y pegamos encima unas cuantas florecitas de colores... ¡Pero qué bonito está quedando esto!

  Lo más característico de los cerezos son sus flores, ¿verdad? Pues eso, vamos a recortar unas/muchas pequeñas flores rosas con un cortador (de mi amigo invisible también), que iremos colocando en los árboles.

  A la puerta todavía le faltaba algo... ¿qué os parece este pequeño corazoncito rojo?

  Venga, Nuditos, que ya estamos en la última parte de la tarta: es el momento de decorar las nubes con estrellas y perlas para darle un aspecto más mágico.

  Espolvoreamos un poco de purpurina y...

  ... ¡Tenemos la tarta!!!

  Que quedó preciosa. A la homenajeada le encantó, ¡BIEN!, y a su sobrina-nieta, la Princesa, también; ¡el grito que pegó cuando descubrió a Mary Poppins!

  Una cosa curiosa que me pasa con las tartas, es que a la hora de cortarlas nadie se atreve a hacerlo, supongo que es porque da pena después de tanto trabajo (unas 4 horas de decoración llevó esta si no recuerdo mal), así que se agradece ese reconocimiento. Peeero como había que comerla sí o sí, la cortamos entre mi pequeña elementa y yo, menudo tandem madrina-ahijada hacemos (y con mi otro habilidoso ahijado también, que andaba cerca, enredadando... 😂) ¿Y que pasó cuando todo el mundo estuvo servido?  Pues que la Princesa se encargó de hacer desaparecer ¡toooodas las perlas y las estrellas! ¡Qué bruja!!

  Aquí tenéis la tarta en todo su esplendor, para que os hagáis una mejor idea a la hora de hacer la vuestra porque, vais a hacer una, ¿verdad????

  Un pequeño error que cometí fue que olvidé poner en el bizcocho unas pajitas de contención que aguantaran el peso de la pecera. La tarta la comimos tan solo unas horas después de terminarla, pero ya había empezado a hundirse hacia atrás, y es que con tanta nube la susodicha tenía bastante peso; entre eso y el transporte... Así que ya sabéis, Nuditos, importantísimo: recordad poner las pajitas.

  Y con esto me despido hasta el próximo post, que no será de repostería, ni dentro de dos meses que, maaadre ¡qué rápido pasa el tiempo!!

  Pues eso, ¡sed buenos!!

  P.d.: lo del viernes 13 mala suerte, está claro que es una txorrada, pero sí que hay una peli de un tarado con una motosierra, así que si veis/oís algo sospechoso... ¡CORRED!!! 😁

SWEET LAB: PORROTX TARTA

  ¡Hola, Nuditos! ¿Qué tal va el finde? Por estas tierras, lluvioso, muy lluvioso... ¡qué hartura! Así que vamos a endulzarnos el domingo...
  Lo que os traigo hoy es una tarta que me encargaron para un chico muy especial amante de los payasos, de Porrotx concretamente, uno de los miembros del grupo Pirritx, Porrotx eta Marimotots (que si no sois de estas tierras, pues no os sonarán de nada... eso que os lleváis 😈) Personalmente, los payasos me dan mucha pereza porque, uno, no me hacen gracia, dos, esa capa de pintura y los colores estridentes que usan me saturan.
  En los que respecta a este grupo, me parece que chillan demasiado... y lo digo con conocimiento de causa, que me he tragado muuuuchas horas de DVD de los susodichos gracias a la Princesa, la Pirata y el Bicho; por suerte de las actuaciones en directo me he librado siempre ✌😎. Teniendo en cuenta que crecí con las canciones del primer grupo de payasos de estas tierras: Txirri, Mirri eta Txiribiton (que comparándolos con los primeros parecen casi hasta sosos...) me resulta curioso mi aborrecimiento, pero es lo que hay... 

  Bueno, pues como el homenajeado no tiene la culpa de mi alergia a estos personajes de entretenimiento, entre su hermana y servidora decidimos que la tarta sería tal que así: la cara de Porrotx.

  El bizcocho que horneé era de chocolate porque, ¿a quién no le gusta el chocolate?
  Como siempre lo primero que haremos es nivelar cada capa de bizcocho y luego, apilamos dos de ellas... y agujereamos el centro. Luego veréis por qué...
  Toca rellenar las capas, con la misma crema que usé para la Tarta Guinness, a petición de mi prima-melliza-postiza.

  Y ahora... ¡las txutxes! Esta parte iba a ser sorpresa para el cumpleañero y también para mis primos, porque no habíamos hablado de ello... pero es que me apetecía hacerlo.
  Pues eso, rellenamos generosamente el agujero que hemos hecho antes, cubrimos con la crema y tapamos.

  Envolvemos ahora toda la tarta con la crema y la metemos al frigorífico para que se endurezca. Serán varias las veces que tendremos que que sacar, cubrir y volver a enfriar la tarta, ya que el bizcocho la absorberá en parte...

  ...pero mientras, podemos dedicarnos al dibujo de las facciones del payaso. En mi caso lo que hice fue imprimir la cara del personaje en versión dibujo animado, y adaptarlas al ancho de la tarta. Cogemos un folio y calcamos independientemente cada parte, a los que yo añadí una muestra de color para no olvidarme de cómo iban... ¿Que no queréis hacer este payaso porque no lo conocéis? No pasa nada, la idea sirve para cualquier diseño que os parezca. 

  Después de múltiples capas de crema, sacamos la tarta una vez más para cubrirla con el fondant esta vez; ya sabéis: alisar, colocar, adaptar y retirar lo sobrante...

  Vamos ahora a cortar y colocar las partes de la cara: empezamos con el fondant rojo, donde recortamos la boca y también un círculo con el que envolveremos el merenguito de chocolate que dará volumen a la nariz (originalmente iba a ser un fresón de azucar, pero como no encontré uno del tamaño que quería, pues opté por este otro dulce)

  Cortamos las piezas del interior de la boca en gris y en blanco. Y recortamos después el parche de los ojos en azul (que teñí para conseguir un tono más parecido al real) y en amarillo.

  Seguimos con el bigote, con el fondant negro. Hacemos también un espagueti y recortamos cuatro trozos, dos para hacer los ojos y otros dos más pequeños para las cejas.

  Y ahora el pelo. Después de muuucho tiempo siendo amigos, el Sr Fondant y yo tuvimos guerra otra vez. Resulta que compré uno de una marca que no había usado nunca antes, pero que tenía un color que me encajaba perfectamente, y cuando me puse a trabajarlo empezó la guerra: ¡era el fondant con menos elasticidad del mundo! Yo le pasaba el rodillo, y él como quien oye llover. Lo llegué a meter en el microondas (que no se hace) para ver si conseguía ablandarlo y nada... 🔇(lo que salió por mi boquita mejor no reproducirlo) La cosa es que terminé estirando el dichoso fondant con las manos, a tirones y ¡ no apareció ni una sola grieta! 🙈 ¡Vaya porquería!
  Recortamos el flequillo un poco a ojo, y lo colocamos sobre la tarta... y entonces el fondant decidió que no se quedaba ahí: yo lo colocaba y él se deslizaba. Le pinché un palillo para intentar retenerlo, y lo único que conseguí fue agujerearlo. Así que la única solución fue mantener las manos sobre el flequillo hasta que el puñetero decidió pegarse.
  El resto fue sencillo, solo había que terminar de darle forma al pelo, cortando aquí y allá hasta conseguir la forma deseada; eso sí, ojito con el cúter no vayáis a cortar más de la cuenta...
  Para terminar, hacemos unas bolitas con fondant rojo, a las que daremos forma de orejas; les introducimos un palillo y a la tarta.

  Recortamos las letras y el nombre del homenajeado, y las colocamos en la 'papada' del payaso.

  Y para terminar, recortamos unos florecillas en diferentes colores, que colocaremos en la base de la tarta, y a las que añadimos unas perlas blancas. Un poco de purpurina comestible...

  ...¡Y tenemos la tarta terminada!
  Creo que quedó muy bien, claro que es una versión del payaso Porrotx ¡un poco repeinada!! 😂

  En el frente, las felicitaciones al cumpleañero bien claras, para que no hubiese ninguna duda de que era su tarta.

  Y tal que así la metí en una caja lista para entregar un día tan lluvioso como el de hoy (uy, que ahora mismo hay un claro y un poco de resolillo... ¡vaya castaña que tiene la primavera!!)

  Al día siguiente me llegó un vídeo con la entrega de la tarta a su dueño y madre mía, ¡qué ilusión le hizo!! ¡Es alucinante que algo que has hecho con tus propias manos produzca una felicidad tan grande!! Y con esto, toda la batalla y consiguiente cabreo con el dichoso fondant azul mereció la pena. En serio, ver lo mucho que gustan tus tartas es muy gratificante... y da ganas de seguir trabajando.
  Por eso os animo a que las hagáis. ¿Qué hay que ser un poco habilidoso y algo imaginativo? Pues sí, pero con voluntad y práctica se puede conseguir.
  Así que, venga, ¡manos a la obra!

  Pero esperad, este post no ha acabado todavía: ¿recordáis que al trabajar con el bizcocho habíamos recortado los centros de dos de ellos? Pues vamos a aprovecharlos: rellenamos con la crema, los cubrimos, unos cuantos sprinkles por encima...

...y tenemos una mini tarta para regalar por ejemplo, a una tía que se ha patinado con la lluvia y que se ha metido semejante leñazo que tiene que estar en cama hasta nueva orden (basado en hechos reales 🙈)

  Y ahora sí, Nuditos, os dejo que vayáis ideando ya vuestras tartas de payaso... Ooooo, como yo pienso hacer, os echáis la siesta, lo que más os apetezca...

  ¡Nos vemos!