martes, 16 de junio de 2015

SWEET LAB: TARTA BÚHO


  Y para hoy, ¡otro post dulce!
  Esta tarta la hice hace algunas semanas para una cena de chicas. Cuando pusimos la fecha y hablamos de qué llevaría cada una, yo dije que me encargaba del postre, pero nada más, dejándome el camino libre para hacer lo que me diera la gana. Que iba a hacer una tarta con fondant lo tenía claro, después de todo, son las que hago últimamente; las otras ahora me parecen hasta sosas... ¿Pero qué iba a hacer? Si te pilla en un día donde la inspiración brilla por su ausencia, es casi para tirarse de los pelos.
  Pero aunque todavía no tuviese muy claro cuál iba a ser la decoración, sí sabía perfectamente cómo iba a ser su interior: un bizcocho Red Velvet. Nunca antes lo había hecho, me daba pereza sobre todo por la cantidad de ingredientes que tiene, pero me dije '¿por qué no?'
  La receta la saqué de uno de los libros que tengo por casa, y el resultado, pues eso: mis amigas dijeron que estaba súper buena, a mí la textura no me convenció del todo, por no decir que no quedó roja por falta de colorante... Así que como es algo que tengo que mejorar, el día que tenga la receta del millón de dólares ya hablaré de ella.
  

  Hice tres bizcochos, pero luego me pareció que iba a ser demasiada tarta, de modo que utilicé solo dos de ellos; con el tercero creo que hice una mini tarta que llevé luego a casa de mis padres, pero no me cuerdo... ¿Os he hablado ya de mi memoria de pez?
  En esta ocasión también usé el Vanilla Icing de Betty Crocker para el relleno y la cobertura; y repetiré seguro, sobre todo si hace calor, porque el pasado viernes haciendo otra tarta, la nata montada y yo no tuvimos un buen día... (¡esta no la pienso enseñar!)
  Volviendo al tema, es evidente que lo que es la envoltura como que no está muy bien hecha. Y es que aquí me di cuenta de que la consistencia del bizcocho no era la adecuada, ya que se me levantaba cuando pasaba la espátula por encima. Decidí no complicarme la vida, después de todo, iba a llevar mucho fondant encima.
  Terminada esta parte, al frigo un rato.


  Como comenté en el último post, Pinterest se ha convertido en mi sitio de referencia cuando busco información para algo. Ojeando las tartas vi varias interesantes, entre ellas una con forma de búho.  Aquella tenía la parte frontal de fondant, pero el resto estaba hecho con crema. A ver, era preciosa, pero como que no me veo con la crema y la espatulita dándole forma al bicho, mi paciencia tiene un límite. Peeeero, tenía claro que cubriéndola toda con lunares de fondant iba a quedar muy bien.
  Primer paso: cubrir el bizcocho con fondant blanco, el cual nos hará de soporte para los lunares. La parte baja no me quedó del todo bien, tiene algún que otro pliegue o agujerito... pero como iba a cubrirlo, no era un gran drama.


  Ahora toca cortar circulitos azules y verdes con la ayuda de dos cortadores de tamaño diferente; esto va un poco a ojo, lo que parezca que mejor queda.
  Con los lunares frontales y algunos de alrededor colocados, me pareció que la tarta iba a quedar un poco plana; para solucionarlo, le puse una 'txapela' que la elevó un poco, ¡y a seguir pegando lunares!


  Con la tarta completamente cubierta, es el turno de dar forma al búho. Fue hacer los ojos y olvidarme de la cámara (y eso que sabía ya que iba a publicarla en el blog... ¡en fin!) Pero bueno, lo que son las orejas, el pico y las patas, se trata más de habilidad que otra cosa; queda demostrado que lo aprendido en preescolar ¡también sirve!
  Las rosas son súper sencillas de hacer como veis (aquí había recuperado la cámara). Básicamente son seis círculos colocados uno encima de otro, se hace una linea central con la esteca y se enrosca. Con los dedos, presionas un poco en el centro, donde antes hemos hecho la linea, y se corta. Ahora solo queda dar un poco de forma a los pétalos de las dos rositas.
  Un poco de purpurina blanca y...


  ...¡Tarta terminada!
  No sé qué os parecerá, pero a mí me encantó... ¡Y a mi amigas ni te cuento!


  Y por una vez, y sin que sirva de precedente, el interior de la tarta; como veis, se aprecia claramente la pedazo capa de fondant que llevaba. Y aquí llega el debate: ¿qué hago con el Sr Fondant? Los hay quien se lo comen, como mi querido primo el Adolescente Pedorro; solo apto para los muy muy pero que muy golosos. Pero si como yo formas parte del resto de los mortales, creo que la solución es fácil: se aparta y te quedas con el bizcocho.

  Y vosotros, ¿lo comeis, o pasais de él?

                                              M..

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