¡Buenas y felices tardes postpuente, Nuditos!!
Lo de empezar la semana en miércoles está bien, por eso de que el finde llega en nada, peeero, la sensación de miérclunes es una catástrofe, ¡no hay quien se centre!
Pues eso, porque hay que superar este día como sea, he pensado que un post dulce sería delicioso. 😋
Esta tarta que veis en la imagen está calentita-calentita, por eso de que la hice la semana pasada. La destinataria era la nueva prima que tengo este verano: una niña saharaui que han acogido mis primas y que ejerce perfectamente de hermana de la Princesa (peleándose todo el día están, ¡como bien hacíamos Iceman y yo en nuestros tiempos!) Da la casualidad de que cumple años un día antes que yo, así que tuve un finde muy movidito haciendo dos tartas a la vez (de hecho, creo que mi móvil todavía tiene restos dulces pegados...), pero por suerte, esta no dio ningún problema y quedó preciosa (la mía ya veré si os la enseño...)
Con los bizcochos horneados ya y reposando, lo primero que hice fue la decoración de la tarta:
Tenía una idea nada definida de cómo sería el globo, así que lo fui haciendo un poco sobre la marcha, por eso, esparcí por la mesa todo lo que podía necesitar: pegatinas, hilos, washis, lentejuelas... sin olvidar la muñeca que iría montada en él, ¡para inspirarme!
Construí primero la base, con una tarrina de helado, unas pajitas de papel y celo para pegarlas en las paredes; ¿fácil, no?
Pues ahora venía el dilema: ¿cómo sería la parte superior? Había comprado material para tres posibles opciones, y ahora tocaba elegir una:
Opción 1: un globo. Fue lo primero que se me ocurrió cuando me decidí por esta tarta, y que sorprendentemente una vez puesto en situación no me convenció del todo... 😕
Opción 2: un farolillo (se llama así que lo he mirado...) corazón, que me encantó como idea, pero que resultó ser demasiado grande...
Opción 3: un farolillo redondo que tan pronto lo puse sobre la base me encajó a la perfección... ¡Oh, sí!
Pues eso, lo cerré con unos clips y lo coloqué sobre las pajitas; no se ve, pero puse también cinta de doble cara allí donde estaban las pajitas para evitar que el farolillo volara... porque sí, no pesaba nada, tampoco la tarrina, pero como el primero era de mayor volumen, pues el asunto se volcaba cada dos por tres... 😖 (por eso a partir de ahora veréis a Pocahontas y alguna otra cosa montadas en el globo... ✌😎)
Con el fin de sujetar mejor el farolillo, até un hilo (de los que uso para ganchillo) en una de las pajitas, lo pasé por encima y lo até en la pajita del lado contrario, repitiendo operación con las otras.
Y seguí atando hilos: en la base del farolillo, de pajita a pajita y dejando una pequeña holgura.
Pues ya está, tenemos el globo listo para decorar...
...Lo que haremos con cintas del tipo washi tape (también se puede con sus primas, las compradas en el chino, como algunas de las mías, que son además más baratas y no te entra cargo de conciencia tirar algún trozo si la has liado...) La mecánica es fácil: se coge un trozo de cinta, se cortan con forma de banderín y se pegan a la cuerda, si es de las que tiene papel...
...O se corta un trozo, se pega en la cuerda, y se le dan entonces los cortes para que parezca un banderín, si es de las otras.
Y así seguimos hasta que estén todos los huecos cubiertos.
Tanto me gustó cómo había quedado, que repetí operación hacia la mitad del farolillo, dejando incluso un 'rabito'.
Y así de bonito quedó el globo, listo para colocar sobre la tarta al día siguiente.
Tan caótica fue la tarde que estuve haciendo mi propia tarta, que decidí que esta no iba a terminarla hasta el mismo día de la fiesta (¡qué mal se llevan el calor y la repostería!!!), lo que fue un acierto...
Para el bizcocho usé un molde del que ya os he hablado alguna vez (en este post concretamente) y que le da al interior un toque especial, con forma de corazón. Eso sí, para asegurarnos de que queda bien, debemos rellenarlo hasta el límite con la crema que más nos guste, que en este caso era de trufa (ah, y el bizcocho es de yogur)
Ponemos una parte sobre la otra (ojo, imprescindible saber cuál es la de arriba y cuál la de abajo para no liarla) y se recorta el exceso de bizcocho para nivelar la tarta.
Y así ya está lista para envolver con más chocolate.
Toca ahora ponerse con el fondant, que como no tenía en azul, pues tuve que teñir. No se ve bien en la imagen, pero al estirarlo quedaron unas aguas que decidí dejar porque me pareció que le daría al cielo un toque más interesante (si no os gustan, eliminarlas es tan fácil como seguir amasando...)
El siguiente paso ya lo conocéis: cubrir la tarta con el fondant procurando que no nos queden pliegues.
Y ahora a hacer nubes: usé tres cortadores diferentes, con los que corté un montón de ellas en fondant blanco; luego recorté algunas con el cúter para hacer otras nubes más pequeñas. Las fui pegando un poco a ojo, pero dejando un hueco en la que sería la parte delantera porque...
...ahí es donde iría colocado el nombre. Lo hice en fondant negro para que se viera bien; por cierto, que a la canija le hace mucha gracia ver su nombre escrito con nuestras letras en vez de en árabe (maaaadre, el lío que tiene que ser hacerlas en su idioma...)
Unas cuantas nubes más, unos Lacasitos en el plato para darle un poco de color...
¡Y tarta terminada! Cada vez que la veo me gusta más...
Ah, lo olvidaba: en la tarrina/cesta del globo además de Pocahonas y Miko (he tenido que mirarlo porque no recordaba cómo se llamaba el bicho este...) hay una cuantos nubes (de las de txutxe esta vez) para mantenerlos más o menos sujetos... ¡y aun así hubo algún que otro intento de fuga!
Ah, lo olvidaba: en la tarrina/cesta del globo además de Pocahonas y Miko (he tenido que mirarlo porque no recordaba cómo se llamaba el bicho este...) hay una cuantos nubes (de las de txutxe esta vez) para mantenerlos más o menos sujetos... ¡y aun así hubo algún que otro intento de fuga!
Mires por dónde la mires quedó muy bonita, ¡ooooh, sííííí! ✌😎
Luego tuve que desmontarla en parte para poder llevarla al cumple... y montarla otra vez en cuanto llegué, esta vez escondiéndome de los canijos porque quería sorprenderlos a todos a la vez.
A la homenajeada le gustó mucho su tarta, aunque la pobre estaba un poco confusa: por una parte, no tienen costumbre de celebrar los cumpleaños, y por otra, no entendía cómo siendo el mío, estuviésemos celebrando el suyo. Pero nos lo pasamos en grande, sobre todo cuando llegó el momento de las velas que, mientras unos cantaban y nosotras soplábamos, el Bicho aprovechó para mangar Lacasitos silenciosamente...
Y aquí tenéis el interior de la tarta, donde se aprecia el cremoso corazón. Queda bien, ¿no?
Eso sí, lo que tengo que recordar para la próxima vez es limar un poco las uniones, para evitar que se vea esa línea...
Y con esto me despido, Nuditos, que terminéis el miérclunes lo mejor posible; nosotros los donostiarras lo haremos con fuegos artificiales, ¡que para eso estamos en fiestas!
¡Sed bueeeeenoooos!
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