sábado, 12 de septiembre de 2015

WITHOUT THIMBLE: VESTIDO CENICIENTA (DISNEY TRIP III)


  ¿Cómo? ¿Cenicienta? ¡Pero si los patrones que hice eran de Elsa y Anna! Ya, pero es que no necesitaba más para hacer los otros vestidos. Y es que tampoco hay que volverse loco, combinando detalles y sí, haciendo algún patrón adicional cuando se necesite, se pueden conseguir cosas preciosas partiendo de la misma base. Como en este caso.


  El patrón que usé para Cenicienta era el del corpiño de Anna. La única diferencia entre uno y otro  son los tejidos, obviamente. 
  Prácticamente en todos los vestidos/disfraces que le he hecho a la Princesa he usado retales que tenía por casa, y esta vez no iba a ser diferente. De hecho, el terciopelo era un trocito que me quedaba de un concurso de diseño de moda al que me presenté (¿quién ganó dicho concurso el año siguiente???). También la viscosa blanca era un retal, pero este no recuerdo de qué era... Y luego está la sábana (sí, sí, he dicho sábana) azul, que sí que compré. A ver, puede parecer raro optar por este tipo de algodón para confeccionar algo que no sea ropa de cama, lo sé, pero es que suelen ser mucho más anchas (ahora no recuerdo cual es el ancho, pero poco les falta para llegar a los tres metros), así que imaginaos la de cosas que se pueden hacer con un simple metro; además que el precio está muy bien. Solo hay que preocuparse de encontrar uno de buena calidad y elegir el color, ¡que cada vez hay más variedad!


  Bueno pues, nos ponemos con la falda primero, que es lo más sencillo. ¿Recordáis que comenté que la falda de Anna la cortaría directamente sobre la tela? Pues eso mismo hice para la de Cenicienta: marcamos el largo que nos interesa (no olvidéis añadir los centímetros necesarios para la cintura y el bajo, que si no parecerá que vuestra princesa va a pescar...) y le damos un corte con la tijera. A continuación cogemos un extremo con cada mano y... ¡rasgamos! Sin miedo, hasta el final (ojo, que esto no vale para todos los tejidos... Fijaos en cómo lo cortan en la tienda, os dará una pista de con cual se puede).


  Una vez cortada, veis en la foto que la remallé; la verdad es que no sé por qué lo hice, no hacía falta (a saber en qué estaría pensando...). Cosemos los extremos al ancho que queráis, por tela será, manteniendo el orillo propio del tejido.


  Nos centramos ahora en el bajo: marcamos 3 cm, lo planchamos, redoblamos y volvemos a planchar. Nos vamos a la máquina donde lo cosemos; la puntada que utilicéis es cosa vuestra. Cuando cosemos costados, hombros y demás parafernalia, la costura es obligatoriamente recta. Si estamos haciendo un bajo, por ejemplo, podemos permitirnos hacer una costura más de tipo adorno, como la que veis en la imagen (ya os daréis cuenta de que me he aficionado bastante a ella).


  Toca ahora hacer la cinturilla. El ancho de la goma os dirá qué margen debéis tener en cuenta para la cinturilla. En este caso, siendo una goma de 2 cm, conté 2,5 cm, a los que añadí después 1 cm. Pues eso, doblamos a 3,5 cm, planchamos, doblamos a 1 cm esta vez, y volvemos a planchar. Solo nos queda ya coserla al canto, sin olvidar que hay que dejar una pequeña abertura para introducir la goma (si no, toca descoser).


  Si estáis cosiendo algo para niños, la mejor goma que podéis usar es esta de agujeros, porque os permite dar más o menos contorno según lo necesitéis. En mi caso además, la Princesa no sabía nada de la que estaba organizando, así que aunque tenía la medida de su cintura, cosas como el peso del tejido hace que esta tenga que ser disminuida, ¿pero cuanto? ¡Se usa una goma de estas y se acabó el rollo!
  Coser un botón (ojo con el tamaño) en uno de los extremos y con la ayuda de un pasacintas, cogemos el otro extremo y lo introducimos en la cinturilla (agarrad la parte del botón a la falda con un alfiler, que luego hay sorpresas... ¡malas!).


  Cuanto más tela hay, más fruncida queda la cinturilla, y por tanto más volumen da a la falda (en todos los sentidos). Pero queda tan mona para una niña... (esto en versión adulta se traduce en 'parezco una mesa camilla').
  Bueno, pues ya está, tenemos la falda terminada. Nos dedicamos ahora a la parte superior.


  Lo primero, la sobrefalda tan característica de Cenicienta (el otro día vi la versión de este año y resulta que no la lleva; pero no os preocupéis, ¡que la prota es igual de pava!) (Por cierto, que no sé qué me pasa con su vestido, pero no me convence nada... aunque la peli me gustó; jeje, Cate Blanchett es mala malísima, y me encanta la casa de Ceni; si yo fuera rica...)
  ¡A ver, que me pierdo!
  Como se ve en la imagen, hice un patrón para la sobrefalda. Es sencillo: se dibuja un rectángulo con   la medida del ancho del delantero más el frunce que le queremos dar, y redondeamos después uno de los ángulos; el otro lado hará de lomo o doblez.
  Una vez lo tenemos cortado en el tejido (2 por prenda), remallamos el bajo, lo doblamos a 1 cm, lo planchamos y lo cosemos (el pespunte de adorno otra vez).


  Nos ponemos ahora con la manga. La corté cuatro veces para tener dos por manga y darle así más cuerpo. Cosemos el bajo, le damos la vuelta y le damos un pespunte al canto. Planchamos y cosemos la corona; así será más sencillo coserla después al cuerpo.


  Y ahora el corpiño. Doblamos la tela, sujetamos los patrones y cortamos delantero, espalda y pechera. Con un trozo de tela que tengamos por ahí perdido (que vaya a tono, por favor, ¡no elijáis un fucsia!), cortamos un forro para la pechera...


  ...que será lo primero que hagamos. Reconozco que llegado a este punto estaba un poco perdida, porque no sabía qué era lo que iba a hacer con ella. Pensé en combinar el terciopelo con un encaje blanco, pero quedaba feo no, lo siguiente. Probé con otras telas, pero nada me convencía, así que al final me decidí por un simple lazo blanco... Pero antes de esto, hay otras cosas que hacer: juntamos derecho con derecho por la parte del escote, lo cosemos, giramos y le damos un pespunte al canto. Cosemos después los laterales y el bajo. Colocamos ahora el adorno: en mi caso, unos lazos cruzados que sujeté con unas puntadas donde se necesitaban. La impresión fue que estaba un poco soso, pero bueno, ya lo arreglaría después... 


  Cosemos ahora los costadillos a la pechera y seguidamente los remallamos. Planchamos bien...


  ...y pasamos a la espalda, donde marcamos el cruce y lo planchamos también; no olvidéis remallarlo, que bueno, esta tela en sí no se deshilacha, pero queda más limpio.
  Cosemos los hombros, los remallamos y planchamos otra vez.


  Es el turno de coser las mangas. Como veis van fruncidas en la corona: podéis hacerlo directamente con la máquina (vivan los kamikazes) o sujetarla con alfileres y coserla después, como gustéis.


  Cosemos los costados, remallamos y planchamos (es repetitivo, lo sé, pero es lo que hay...)


  Y seguimos con el escote. Lo que es el cruce, doblamos de forma que derecho con derecho se junten, le damos una puntada a 1 cm y lo giramos. Doblamos ahora todo el escote a 1 cm y lo pespunteamos (si lo tenéis planchado antes mucho mejor). ¡Venga, que esto ya tiene forma de algo!


  Colocamos ahora este zigzag plateado que lo ornamentará un poco más; se puede hacer siguiendo las ondas o... en línea recta, que es lo que hago yo ¡porque la otra forma es un coñazo!


  ¿Os acordais de la sobrefalda de antes? Pues podemos coserla ya al bajo del cuerpo. Ya sabéis, sujetarlo a los extremos con alfileres, fijar después los centros... y seguir así hasta que esté todo fruncido. Terminamos con una costura y remallado.
  Y justo después de hacer esto, me di cuenta de que me había olvidado de la entretela. Este terciopelo es muy mono, muy fácil de coser... ¡y de punto! Así que se da de sí, sobre todo si estás frunciendo. Se puede descoser todo...


  ...o se puede echar mano de una cinta de algodón, que fue lo que hice. Cortamos la medida real de la prenda, adaptamos después el bajo a esta y cosemos (resulta que solo se había dado un poco de sí, no tanto como pensaba; ¡signo de la victoria!). Una vez más echamos mano de la puntada de adorno y cosemos cargando la costura hacia arriba, o sea, por la parte del terciopelo.


  ¡Bien estamos ya en el último paso!
  El velcro: cortamos la medida que necesitamos, lo colocamos sobre la prenda, macho (el de los pinchos) abajo y hembra (pelusa) arriba (seguimos hablando de costura), y lo cosemos primero al canto, y por el centro después (manía mía).


  Y por fin, tenemos el look Cenicienta terminado. ¿Os gusta?
  Lo sé, es bonito, pero un poco soso... Seguí probando con cosas: algún botón en la pechera, algún lacito... pero nada, que no veía la solución por ningún lado (cuando tengáis un momento de estos, lo mejor es dejarlo tal cual, que luego vienen las catástrofes).


  Y aquí tenemos a la Princesa luciendo vestido.
  Cuando en el hotel de Eurodisney se lo enseñé, igual no fue el que más le gustó (la falda salió hecha una verdadera pasa), pero con el uso, creo que se convirtió en su favorito, porque la falda larga y con volumen, le permitía dar vueltas y vueltas como las princesas Disney cuando bailan...
  En cuanto a lo de que se veía soso, ella misma encontró la manera de mejorarlo: estando ya en el parque, se compró unos guantes largos y un bolsito de Cenicienta, complementando así el look; ¡no sabe nada la brujilla!

  Bueno, ya tenemos uno de los trajes, pronto más...

¡Nos vemos!
M..

P.d.: por cierto que, en algún momento ya os contaré por qué hice un cuerpo y una falda, y no un vestido completo.

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